04 diciembre 2009

Reig Plá y sus misas supuestamente nostálgicas


Juan Antonio Reig Plá fué durante un breve espacio de tiempo titular de la Diócesis de Cartagena-Murcia pero, pese a ello, dejó un buen sabor de boca entre la feligresia de pie, por su carácter campechano y cercano, cosa que no siempre se ha dado entre otros inquilinos del palacio de la plaza del Cardenal Belluga. En estos dias su nombre ha salido a relucir por algo que se hubiese quedado en puramente anecdótico en cualquier pais con un mínimo de cordura y, porqué no decirlo, con unos medios de comunicación que más que informar se dedican a adoctrinar y a tirar los trastos del ideológicamente discrepante con la línea editorial de turno.

El crimen del actual obispo de Alcalá de Henares ha sido ejercer su ministerio y punto, la famosa bandera que ha desatado todo el huracán sólo ha sido la excusa de los tolerantes de siempre para atacar a uno de sus fetiches favoritos, la Iglesia Católica por supuesto.

Se acusa al sacerdote de exaltación del fascismo y no sé cuantas idioteces, y falsedades varias, fácilmente contrastables si alguien se toma el interés de leer la homilia en cuestión. La izquierda ha encontrado, en la imagen de la bandera del águila de San Juan en el altar mayor de la iglesia del cementerio privado de los Mártires de Paracuellos del Jarama, la excusa perfecta para asemejar católicismo y franquismo.

Socialistas, comunistas y demás adalides de la libertad, salvo en Cuba, Venezuela y otros recuerdos y añoranzas que ayudan a desenmascarar fácilmente los verdaderos pelajes de cada cual, han olvidado el papel de la Iglesia de Roma en defensa de la libertad y democracia en Europa (hace pocos dias simbolizados en el aniversario de la caida del muro de Berlín) y en la propia transición española con figuras tan significadas como el cardenal Tarancón poco sospechoso de entenderse con los nostálgicos del antiguo régimen.

Los mismos que, por un lado, vomitan su bilis contra un sacerdote que ofrece un responso por aquellos que, casualmente, murieron en muchos casos por defender hasta la última consecuencia sus creencias religiosas, por otro buscan, con enfermiza obsesión, la eliminación de cualquier vestigio del fenómeno religioso, llámese cruficijo, belén o procesión, todo bajo la égida de un mal entendido concepto de libertad y democracia que sólo es una burda máscara para el anticlericalismo y la intolerancia más feroces.

En mi humilde opinión, Reig Plá no hizo apologia de nada, sólo se limitó a oficiar una misa y un acto, privado recuérdese, de homenaje a una serie de personas que murieron en una época muy determinada y por causas muy concretas que algunos prefieren obviar.

Graciosa es también la cuestión de la pretendida inconstitucionalidad de la bandera llamada del franquismo. Como sabe cualquier lector un poco avezado, tampoco mucho, sobre Historia de España, hoy en desuso, el águila de San Juan fue una concesión hecha por la Santa Sede a los Reyes Católicos como reconocimiento a sus esfuerzos por devolver el territorio peninsular a la fé cristiana tras la invasión musulmana, y en el mismo sentido, los primeros comunicados de los sublevados en 1936 incluian numerosas alusiones a la legalidad republicana, imponiéndose la bicolor mucho después del primer 18 de julio.Para colmo de males en 1978 el primer ejemplar de la Constitución Española incluía la bandera y el escudo tal y como lucian tres años antes.

Obviamente, la bandera en cuestión no es la del régimen constitucional, pero igual argumento es achacable a la tricolor republicana que con tanta frecuencia vemos ondear en actos del más variopinto signo y objeto. La diferencia es que mientras la aparición de la primera, incluso en circunstancias anécdoticas como la presente, siempre es objeto de bochorno y escarnio, la otra resulta una simpática representación nostálgica a la que nadie osaría referirse como preconstitucional.