20 octubre 2009

Adiós Montserrat


Montserrat Nebrera, Montse para los amigos, se va del Partido Popular. Compungida abandona su escaño en el Parlamento Catalán tras haber conseguido unos pobres resultados electorales, y sin conseguir demasiado más en su política de hacer de la división territorial del PP más una filial de CiU que otra cosa.

Desde su dominio en internet, con la cat final por supuesto, se despide entristecida de su carnet popular con una carta de amante, metafóricamente hablando, despechada a Mariano el que nunca se preocupó, y menos con la que cae por Levante, de la moderada contertulia de La Noria.

Montserrat, bienintenciondada o inocente, ha intentado mirarse en la relación PSOE-PSC para crear a esa imagen y semejanza un nuevo Partit Popular de Catalunya que mirase tet a tet a los melifluos de Génova 13, y es que esta señora de cándida sonrisa y voz melosa, con la misma determinación que se negaba a firmar el manifiesto a favor de la libertad lingüistica en Cataluña se zampaba dos expedientes disciplinarios de su ya anterior partido, uno de ellos por mofarse de la dicción académica de Maleni Álvarez.

Nebrera, algo así como una Durán y Lléida pero con mechas, se marcha básicamente por ninguneada y, aunque ni ella ni Sánchez-Camacho son santas de mi santoral, he de señalar que no la echaré de menos. Lástima que otros dirigentes del Partido Popular no sigan la senda de la antigua Directora de Estudios Sociales del Instituto Cambó.

N. del A. En la imagen, la susodicha a hombros de su cuadrilla tras cuajar una faena en la Monumental de Barcelona.

17 octubre 2009

Mariano tocado pero aún no hundido


El fantasma de un congreso nacional extraordinario deambula por el despacho de Mariano entre las cavas de puros, poco han durado las dulces mieles de las elecciones europeas, gallegas y vascas.

¿Será capaz el Caso Gürtel de llevarse por delante al gallego? Otra cosa no se le podrá reconocer al presunto lider, pero sí que tiene mal moral que el Alcollano y que ha sabido rodearse de un grupo de próceres capaces de poner en entredicho la legendaria resistencia numantina contra el invasor romano.

El cese del cabeza de turco Ricardo Costa, meditado, pactado o impuesto desde Génova a Francisco Camps se antoja insuficiente para casi todos. Si se reprueba al hermano del candidato alternativo al marianismo, debería hacerse lo propio con su jefe inmediato, no obstante, gürteles y palmas aparte, lo que ha quedado claro es lo que le cuesta al registrador tomar decisiones o lo que es mucho más grave, esto es, la dificultad para que se cumplan las mismas.

Desgraciadamente, y como he señalado muchas veces desde esta tribuna, en un momento en que el gobierno socialista debería estar noqueado por la oposición, la izquierda gubernamental vuelve a encontrar una via de escape, de oxigeno y de confusión frente a la ciudadania merced a la mugre proveniente de la trama de el bigotes y del espectáculo bochornoso que se da desde la Dirección Nacional del partido que es la única opción de gobierno al despropósito de ZP.


A Mariano Rajoy le cuesta horrores decidirse ante situaciones extremas; se vió, se continúa apreciando y no encuentro ningún sintoma de mejoría en el horizonte cercano. El blindaje del concierto vasco, el un pasito a delante, un pasito atrás en Valencia y los rumores de dimisiones en el PP de Cataluña son más que sintomáticos de que Mariano sigue tocado, y desgraciadamente con las aguas de la oposición revueltas, ZP es el único que sacará las ganacias del pescador.

07 octubre 2009

Ramón Luis I, el deseado


Es uno de los clásicos de esta bitácora, y la verdad es que me encanta. Primero fue el tema de la crisis, ahora el trasvase del Tajo-segura, lo que es evidente es que Ramón Luis Valcárcel, presidente del Partido Popular de la Región de Murcia sigue al pie del cañon, lo que viene a ser, hablando en plata, que optará a una nueva reválida electoral, muy a pesar de la frustrada oposición y de los eternos, y variados, inquilinos del banquillo.

Valcárcel es el presidente que ha transformado la Región de Murcia, y el dirigente absoluto e indiscutible de una organización regional que ha amasado por y para su proyecto político, quitándo y poniendo a los escalafones inferiores con pulso firme, eso tiene múltiples ventajas, aunque también algún inconveniente que sale a relucir cada cierto tiempo.

Valcárcel ha perfeccionado con los años un papel hecho a su medida, comparación tal vez desatinada en estos dias, ha impulsado la acción de gobierno con un toque personalísimo que se ha percibido en muchas iniciativas que han visto la luz auspiciadas directamente desde San Esteban, sin que nadie haya mirado hacia otro lado. Igualmente ha pasado en el terreno orgánico.

Las razones esgrimidas por el presidente para optar a la reelección se me antojan correctas, válidas si se quiere, pero incompletas para un observador medio. Ramón Luis avisó, en un par de ocasiones si no recuerdo mal, que su mandato tenía fecha de caducidad, pero siempre hay una fuerza mayor que supone la excepción al compromiso previo.

En este mar de dudas, la oposición política declarada a extinguir, incapaz de ganarle en las urnas, empieza a esgrimir el argumento de la limitación de mandatos. Una idea interesante, y que contaría con mi aplauso en condiciones normales, no si es la reacción ante el anuncio del inquilino de San Esteban.

Echando un vistazo rápido a un escenario alternativo podriamos ver a nuestro protagonista con un puestazo en un ministerio en el gabinete de José Maria Aznar o en un destino europeo, verdadera cima del cursus honorum para el presidente regional, que traería el trasvase del Ebro a Murcia, con un congreso extraordinario en el que la sociedad ovacionaría al lider regional ante la mirada complacida de un presidente del gobierno de la Nación de su mismo signo político. Pero el futuro es caprichoso y rara vez se ajusta a lo previsible.

¿Debería Valcárcel marcharse, podría hacerlo? la respuesta es obviamente negativa. Cualquier atisbo de sucesión en el Partido Popular mira a Génova y al sucesor digital, todo lo que ha venido después es conocido de sobra. Quiero llegar, como sabe el lector habitual, al tema del delfinazgo regional.

Intentos infructuosos ha habido pero ninguno ha cuajado. El sucesor natural, al que reconozco tener más paciencia que el santo job, sigue ahí cual principe de gales en versión huertana, firme el ademán, pero no demasiado más. Algunas jóvenes promesas han desaparecido literalmente de la escena política, fulminando antiguas consejerias y cesando toda mención de su nombre, como pasó durante el destierro de Rodrigo Diaz de Vivar, aunque presumo que con peor desenlace. Otros permanencen en sus puestos con las etiquetas de delfines, tan perjudiciales como incómodas de explicar. La cosa no termina de cuajar.

¿Ha propiciado realmente el presidente una sucesión real? Sólo dos respuestas son posibles. En caso negativo todo seguiría el curso previsto, pero entonces no tendría sentido el empeño de la palabra dada para luego retractarse, con un techo de votos superado cada vez y con una oposición socialista a medio camino entre la risa y la pena, obviamente no habría necesidad.

En el caso positivo, los delfines previstos se han ido quedando por el camino. Las piedras, lógicamente, han venido desde dentro, desde sectores que si bien no han podido imponer candidato si han tenido la suficiente fuerza como para frenar al sucesor. La cuestión parece sencilla, para conseguir el objetivo habría que allanar el camino, apartando las piedras y tapando agujeros.

El tema da para mucho, y como inconcluso que está, seguiremos desmenuzándolo.