Ya queda poco para el mes vacacional por excelencia, agosto, aquel donde el sol estival arrecia y el españolito de a pie, y el de alta cuna, aprovechará para zambullirse en unos dias de descanso olvidandose de lo prolijo de su quehacer ordinario. Mariano Rajoy, el caudillo búlgaro, invicto y unisono pretendía también hacer lo propio una vez calmados los ánimos tras la pantomima en la tierra de la chufa.
Muchos, entre los que me encuentro y con evidente animus belli, hicimos la predicción de que lo de Valencia no sería sino un cierre en falso, por muchos que lo voceros y la sorayas, Cospedal, Mato y otras mancebas se empeñasen en decir lo contrario; los congresos regionales de Baleares y Cataluña han sido claro ejemplo del fervor que el centrismo reinventando por Rajoy despierta en la militancia.
Hace una semana leía en el diario de Pedro Jota una magnífica entrevista a Esperanza Aguirre donde sacaba un jugo magistral a ese enésimo viaje al centro de ningún sitio protagonizado por este club de perdedores encabezado por el Registrador de Santa Pola: si ha habido un alejamiento del centro alguna responsabilidad tendrá el actual presidente del partido. Esta semana en dos escenarios distintos, pero igualmente complicados, hemos visto lo magnífica y fructífera que es la receta veraniega del gallego: ademanes autoritarios y candidatos impuestos contestados por los votantes con abucheos y ausencias.
Por supuesto la nueva estrategia popular es errónea, seguiremos viéndolo en los cónclaves regionales, encontrando su colofón en las elecciones europeas donde ni el tato ni un servidor acudirán a votar a los marianistas de pro.
Muchos, entre los que me encuentro y con evidente animus belli, hicimos la predicción de que lo de Valencia no sería sino un cierre en falso, por muchos que lo voceros y la sorayas, Cospedal, Mato y otras mancebas se empeñasen en decir lo contrario; los congresos regionales de Baleares y Cataluña han sido claro ejemplo del fervor que el centrismo reinventando por Rajoy despierta en la militancia.
Hace una semana leía en el diario de Pedro Jota una magnífica entrevista a Esperanza Aguirre donde sacaba un jugo magistral a ese enésimo viaje al centro de ningún sitio protagonizado por este club de perdedores encabezado por el Registrador de Santa Pola: si ha habido un alejamiento del centro alguna responsabilidad tendrá el actual presidente del partido. Esta semana en dos escenarios distintos, pero igualmente complicados, hemos visto lo magnífica y fructífera que es la receta veraniega del gallego: ademanes autoritarios y candidatos impuestos contestados por los votantes con abucheos y ausencias.
Por supuesto la nueva estrategia popular es errónea, seguiremos viéndolo en los cónclaves regionales, encontrando su colofón en las elecciones europeas donde ni el tato ni un servidor acudirán a votar a los marianistas de pro.
4 comentarios:
Lo mejor es que en todas partes critican el bulgarismo (por lo de congreso a la búlgara) del PP pero en el PSOE el mismo comportamiento monolítico del líder incontestable es un acto de afirmación/confirmación del egregio Timonel Cejipicudo.
Que la segunda parte es que nosotros podremos quejarnos de "Soyaya" o Cospedal, pero te juro que si yo fuera del PSOE y veo que nombran Vice al Licenciado en Primero de Derecho Pepiño Blanco y número 3 a Leire Pajín estaría echando las muelas, cagándome en el carnet del partido y devolviéndolo sin haberlo limpiado. Ellos sabrán.
El centro está muy bien, pero la derecha existe, y los liberales, socialdemócratas y demás familias tan a la ligera despreciadas por Rajoy pueden terminar un dia por decir "hasta aquí".
La prueba la van a tener en las Europeas, que parece que muchos siguen tomándolas como algo sin tanta importancia o trascendencia como las Generales, las Autonómicas o las Locales... ya ves tú, que lo que más condiciona nuestra vida es el Euribor y nos lo imponen desde allí.
Yo por mi parte en estas Europeas al PP no le voy a votar, seguramente se llevará mi papeleta Rosa Díez, vamos, su formación, que ella no creo que tenga ganas de volver a Europa, donde la escondieron sus ex-correligionarios tras segarle la hierba debajo de los pies en el País Vasco.
Lo del congreso búlgaro-pepero y lo del búlgaro-cejero es la demostración, una vez más, de que lo que haga la derecha es criticable obligatoriamente, pero lo mismo, en la izquierda, es progresista.
Esto ya no es doble vara de medir; es la estupidez de media nación.
No por ser más cierto es menos triste y lamentable esa situación.
Te diría que mirases al PSOE del güevo, pero es que también está fino.
Saludos calurosos.
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