El mismo dia en el que se conoce que Garzón declarará como imputado en el Tribunal Supremo por, entre otras cuitas, pedir el certificado de defunción de Francisco Franco y que los barcelonistas esperan entrar en la historia futbolera, y europea, resulta que nos hayamos incursos en una nueva campaña electoral y van unas cuantas desde que se abrió este humilde espacio de opinión,
Europa, como pretendida unión económica, social y política sigue siendo una asignatura pendiente, o una hoja en blanco, para muchos españolitos, de esos que vienen al mundo como decia el poeta. No son pocos los que se preguntan si los sueldos opulentos de los eurodiputados están suficientemente justificados, planeando inexorablemente la sombra de la abstención el 9-J.
Con una nación sumida en una profunda crisis económica, pero también de valores e identidad, las palabras de los cabezas de lista suenan más alejadas que nunca del dia a dia y no seré yo el que haga un reproche sobre aquellos que no acudan a la cita con las urnas.
Por un lado, el candidato socialista López Aguilar amárrandose los machos, con su tono isleño y sabrosón, en su encuentro televisivo del otro dia blasonaba de la magnífica acción de gobierno de ZP, la que hace que España sea el último estado miembro de la Unión que sadrá de la crisis, según informes de la U.E. y con el umbral de los cinco millones de parados en ciernes.
Por otro, el candidato popular Mayor Oreja, que aportando la hoja de servicio de los gobiernos de José María Aznar, hasta ahora apartado de discurso oficial del PP auspiciado por Mariano y allegados, ofrece una alternativa que no termina de cuajar ante un electorado al que no emociona el discurso de Génova, ocupado en esquivar los trajes a medida, los bigotes y otras cosas.
Merecerá la pena extenderse un poco más en estos asuntos, ahora sólo esbozados, y es que pese a compartir la apatía generalizada ante este encuentro electoral puede resultar interesante dejar blanco sobre negro en esa hoja inmaculada a la que me refería antes.
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