Leo con agrado el último fichaje de la Factoria Aznar, o lo que viene a ser lo mismo, la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales. María San Gil, presidenta del Partido Popular del Pais Vasco hasta que el presunto líder y sus corte de los milagros lo permitieron, se incorpora al think tank del otrora jefe de Gobierno.
No voy a a dar más pábulo a la salida de San Gil del PP, pero como dice el Cantar del Mio Cid, aún queda honor en Castilla, los que se han ido son mejores y los que quedan así van. A diferencia de lo que muchos puedan pensar, opino que la actuación de FAES y de su presidente es acertada y necesaria, más que de intromisión en la vida política nacional, cochambrosa, cateta y cutre a ambos lados del hemisferio, la Fundación de Aznar ocupa, y por derecho propio, un espacio ideológico huérfano en el arco parlamanentario por responsabilidad de muy concretos sujetos.
El pensamiento liberal y conservador, heredero de la Ilustración española, de Cánovas y Maura, tiene derecho a tener su referente en pleno siglo XXI, aunque la triste realidad haga que no se cristalice en una opción partidaria a dia de hoy, ni FAES lo pretende ni es su vocación, pero ello no óbice para que la obcecación y el pensamiento ramplón de los milagreros haga que no haya nada nuevo bajo el sol y que la opción al gobierno socialista sea la nada.
Centrándome en el tema, lamenté mucho la salida de María San Gil, pero también sentí una honda satisfacción al comprobar que aún hay gente que antepone sus ideales a la poltrona, eso es grandeza y lo demás es mediocridad.
José María Aznar que nunca ha disimulado su apatía, cuando no beligerancia, al proyecto sorayino, acoge en su seno a una estrecha colaboradora que se partió el pecho en defensa de unas siglas mientras otros pisaban moqueta y disfrutaban de coche oficial, mi enhorabuena para ella, es algo simbólico sí, pero reconforta.
No voy a a dar más pábulo a la salida de San Gil del PP, pero como dice el Cantar del Mio Cid, aún queda honor en Castilla, los que se han ido son mejores y los que quedan así van. A diferencia de lo que muchos puedan pensar, opino que la actuación de FAES y de su presidente es acertada y necesaria, más que de intromisión en la vida política nacional, cochambrosa, cateta y cutre a ambos lados del hemisferio, la Fundación de Aznar ocupa, y por derecho propio, un espacio ideológico huérfano en el arco parlamanentario por responsabilidad de muy concretos sujetos.
El pensamiento liberal y conservador, heredero de la Ilustración española, de Cánovas y Maura, tiene derecho a tener su referente en pleno siglo XXI, aunque la triste realidad haga que no se cristalice en una opción partidaria a dia de hoy, ni FAES lo pretende ni es su vocación, pero ello no óbice para que la obcecación y el pensamiento ramplón de los milagreros haga que no haya nada nuevo bajo el sol y que la opción al gobierno socialista sea la nada.
Centrándome en el tema, lamenté mucho la salida de María San Gil, pero también sentí una honda satisfacción al comprobar que aún hay gente que antepone sus ideales a la poltrona, eso es grandeza y lo demás es mediocridad.
José María Aznar que nunca ha disimulado su apatía, cuando no beligerancia, al proyecto sorayino, acoge en su seno a una estrecha colaboradora que se partió el pecho en defensa de unas siglas mientras otros pisaban moqueta y disfrutaban de coche oficial, mi enhorabuena para ella, es algo simbólico sí, pero reconforta.
2 comentarios:
Al final, lo bueno tiende a juntarse de nuevo.
Yo estoy por votar a FAES en las próximas elecciones. No te digo más.
Saludos.
Totalmente de acuerdo contigo.
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