Quien siembra vientos recoge tempestades

¿Llegará el dia en que en España podamos celebrar orgullosos nuestra Fiesta Nacional? ¿Podremos escribir alguna vez unas lineas sobre nuestros sentimientos patrios o colocar una bandera rojigualda en nuestro balcón sin que nos acusen de fascismo, nazismo o ser poco menos que coautores del holocausto judío? No lo sé, lo que si tengo claro es que los españoles no se resignan con la situación actual por mucho que griten, escriban o insulten los voceros del pensamiento único.

No puedo más que esbozar una sonrisa cuando la Izquierda, tan virginal y pacifista como Castro o Mao, Chávez o Stalin, nos acusan de crispar la convivencia; no existe el más mínimo rubor en remover los fantasmas de la Guerra Civil con leyes innecesarias, y que paradojicamente no dejan contentos a nadie, y al mismo tiempo señalar con el dedo inquisitivo al adversario, que no enemigo, político acusándole de ser la reencarnación viva de los cuatro jinetes de la Apocalipsis.

Son maestros en la falsedad y la manipulación, no en vano cuentan con los grupos mediáticos más importantes del pais, son los adalides del progreso pero no hay rubor en sus mejillas para tratar de imponer su estilo mamporrero, desprestigiando al contrario con cordones sanitarios o intentando adoctrinar a las generaciones futuras mediante catecismos socialistas al más puro estilo totalitario.

Ayer vimos al Presidente del Gobierno asistir al Homenaje a los Caídos por España entre silbidos y abucheos, seguramente nos dirán que fue la extrema derecha la que allí estaba, para tratar de ocultar, bajo sus rugidos sedientos de sangre, los aplausos que el respetable, éste si, público dedicaba al mejor estadista que ha tenido España, sí seguro que fue así, sólo había que ver la cara de los asistentes, todos peligrosos cabezas rapadas que para la ocasión, y para despistar, aparecian bajo la inocente forma de familias de ciudadanos anónimos, que malos malisimos que son.

Dos cosas quiero añadir, creo que los abucheos en el momento del sentido homenaje fue un error, y lo fue no porque el insigne estadista no se lo merezca, sino por respeto a los familiares de los que murieron ofreciendo su vida al servicio de la Patria, no era el momento.

En segundo lugar, señalar que jamás, ningún Presidente del Gobierno con independencia de su filiación política (UCD, PSOE, PP) fue objeto, por tercer año consecutivo, de una clamorosa pitada y tuvo que abandonar la parada militar, a su conclusión, por una calle distinta a la señalada para el recorrido oficial, a algunos nos parece sintomático, y es que cuando se siembran vientos, se recogen tempestades.