12 febrero 2007

Rincones Murcianos VIII: El Palacio Episcopal

En la plaza del Cardenal Belluga se alza, junto al majestuoso imafronte de la Catedral, el Palacio Episcopal. Se dice que cuando el Obispo Mateo decidió la construcción de una residencia desde la que se pudiera contemplar la recién terminada fachada de la Catedral, impulsó la edificación de este palacio de planta cuadrada. De elementos arquitectónicos muy singulares, es otra de las obras cumbres del siglo XVIII en Murcia.

En su construcción colaboraron varios maestros canteros venidos de las obras catedralicias.Se compone de dos edificios ensamblados:El llamado Martillo del palacio (el mirador del obispo); un espigón saliente construido antes de que se iniciara la construcción del cuerpo principal con el fin de tener un mirador sobre el Río Segura y el Paseo del Arenal o Glorieta.El cuerpo principal o palacio propiamente dicho; construido con claras influencias del último manierismo italiano, por lo que se le relaciona con los palacios romanos.

Las puertas-balcón de sus fachadas son soluciones arquitectónicas que tienen su origen en las concebidas por Miguel Ángel para el Palacio Farnese de Roma en el año 1546. Los tratamientos murales a base de ornamentaciones al fresco son otra característica de los palacios romanos y napolitanos.Del interior son de gran interés: la escalera imperial, que responde a los esquemas más peculiares del barroco romano; el patio, organizado en tres arcadas en orden dórico y un cuerpo superior más compacto; y la pequeña capilla del Obispo, de planta circular.

El escudo que preside el balcón principal del palacio recuerda al Obispo Roja, bajo cuyo mandato se terminó la obra en el año 1786.La realización del palacio a mediados del siglo XVIII, junto con otros edificios y obras públicas, ponen de manifiesto la importancia de los cambios urbanísticos que se dieron en Murcia en dicho siglo.

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