Paracaidistas en el PP murciano

No es una figura nueva, ni mucho menos, la del paracaidista en política, me vienen a la mente algunos ejemplos singulares como aquel fichaje estrella del Partido Popular llamado Adolfo Suárez Illana y su estrepitoso fracáso contra el, en aquel momento, candidato socialista a la Junta de Castilla La Mancha, Pepe Bono, ha llovido desde el tropezón del hijo del Duque de Suárez, pero siguen abriéndose los paracaidas si se sabe uno arrimar al árbol que da más sombra.

Estoy a favor de que las listas de los partidos se renueven, y muchas veces he criticado, y continuaré haciéndolo, el anquilosamiento de algunos y la dificultad que cuesta que unos cuantos dejen sus poltronas. Normalmente, este tic siempre suele darse en los que no tienen oficio ni beneficio, aquellos que se acostumbran muy pronto a los sueldazos publicados en el BOE o en el BORM, los del coche oficial, la genuflexión barata y la cesta de navidad, aquellos que en la vida civil no saben hacer ni la "o" con un canuto, y que si no fuese por el trampolín del partido político de turno no serian conocidos, salvo en su casa a la hora de comer.

Digo esto para que no se me confunda, partiendo de esta declaración de intenciones, sí a la renovación y a la incorporación de caras nuevas, de gente joven y preparada, más lo segundo que lo primero incluso, matizo; una cosa es incorporar semblantes nuevos y otra es incorporar carotas nuevos, me explico, desde luego lo que no se puede hacer es sustituir a las viejas glorias, por decir algo, y cambiarlas por gentes cuya unica vinculación con un partido ha sido la indiferencia hacia éste cuando no una abierta actitud en contra.

No estoy generalizando ni especulando, estoy aludiendo a personas concretas y a partidos concretos, me refiero, a titulo de ejemplo, al Partido Popular de la Región de Murcia y al romance que mantiene en la actualidad con el antiguo rector de la Universidad de Murcia, José Ballesta.

Ballesta, Pepe para los amigos, tras pasar ocho años en el sillón de La Convalecencia no tenía ninguna intención de volver a su cátedra de la Facultad de Medicina, eso era un secreto a voces, buen gestor pero con un gran afán de notoriedad, supo compatibilizar su magnifica poltrona con diversos pregones de semanas santas, romerias locales y verbenas populares, y lo mismo te mandaba a un vicerrector a Madrid a manifestarse contra la LOU de José María Aznar que hacía pinitos con el PSOE para obtener la Dirección General de Universidades, según dicen las malas lenguas.

Se especulaba con que recibía cantos de sirena tanto de la derecha, como de la izquierda murciana, y también corrió el rumor de que pensaba fundar un partido de corte centrista y regionalista, así como que su amistad con el alcalde de murcia podría proporcionarle un hueco en la lista popular del municipio.

Finalmente el paracaidas se ha abierto, y depositará a Ballesta en un sillón de la Asamblea Regional, sino lo vemos en poco tiempo a cargo de alguna consejería, Educación o Sanidad sino Cultura, si el Presidente se decide a separarla de Educación. Sigue chocándome el verlo mitinear tras un fondo con la doble p y la gaviota, sorpresas que da la vida.

La pregunta es, ¿podrá Ballesta mantenerse en segundo lugar en un hipotético gobierno regional y en el partido que lo cobija o seguirá prodigándose en los medios regionales como acostumbra, provocando el natural recelo de los camisas viejas?