Primero fue la famosa, gracias a Conde Pumpido, viñeta de la revista El Jueves que fue secuestrada como en los años de la Alemania del III Reich, después las criticas de Iñaki Anasagasti al Rey de España, y en especial, y de manera casi obsesiva, hacia el real consorte de la Infanta Elena, Jaime de Marichalar, y por último las manifestaciones del diario independiente de la mañana (ji, ji) del Grupo Prisa a favor del papel del Rey Juan Carlos en el advenimiento de la Democracia, y su papel estelar en la intentona golpista que el 23 de febrero de 1982, protagonizasen Milans del Bosch, Armada y Tejero, entre otros.
Como el otro dia leía en la página web de El Jueves, esto parece el mundo al revés, los izquierdosos rugiendo por la afrenta regia, el Partido Popular apoyando a la revista que ha hecho de este partido uno de sus principales objetivos, y para terminar de rizar el rizo ese bonito editorial aparecido en el diario de PRISA comparando a Juan Carlos casi con Moisés guiando al pueblo de Israel por el Mar Rojo, grotesco, farfullesco y fuera de lugar.
Por descontado que la portada de EL Jueves fue grosera y de mal gusto, como otras tantas que han aparecido en esta revista, y así lo comenté; en otro orden de cosas, no creo que sea necesario señalar que el actual senador vasco Anasagasti me hace tan poca gracia como la ideología antimonárquica y antiespañola que representa, tan grasienta y casposa como ese flequillo que luce, por decir algo, por la Carrera de San Jerónimo sin ningún complejo.
Nunca me he sentido republicano, pero la Monarquia que hoy representa el nieto de Alfonso XIII tiene cada dia más sombras que luces; ¿que hay de malo en que el presupuesto de la Casa Real sea fiscalizado por las Cortes Generales? ¿o que se limite la dotación de la Familia Real?, yo creo que nada, todo lo contrario si no hay nada que ocultar. Los folletines de papel couché de las peluquerias y los almibarados jaimespeñafieles lo soportan todo, pero una democracia civilizada, un pais serio, no puede permitirse ciertos excesos, sinceramente no me hace gracia que los marichalares y los urdangarines vivan a mi costa, y que no me digan que trabajan porque los puestazos en los consejos de administración o en los patronatos iban en la dote de sus respectiva y regias esposas.
Una monarquía verdaderamente útil, exige la implicación contitucional del Jefe del Estado, y no que éste se limite a ser comparsa del gobierno de turno, francamente creo que el poder moderador del rey como garante del funcionamiento de las instituciones hace tiempo que se dejó de ejercer en favor de las cacerias de osos en las estepas rusas o las regatas bribonescas en temporada estival.
Me sorprende por eso, o quizas no tanto, la fervorosa defensa del papel del rey realizada por El Pais, un periódico que nunca se ha caracterizado por alabar a los inquilinos del real sitio de La Zarzuela, claro que la explicación es muy simple, no se ha querido tanto desautorizar al vasco sino reforzar la actuación realizada por el leal y siempre diligente Fiscal General del Estado, o del reino podriamos decir esta vez. Centra el diario prisaico, como digo, su defensa monárquica en dos momentos estelares de la actuación regia, a saber, el apoyo del Rey a la Transición y su papel determinante para el fracaso de la intentona golpista de Tejero y sus socios.
En cuanto al primer aspecto, y lógicamente habrá tantas opiniones como personas, creo que el rey colaboró y mucho, en especial con el tema de la designación de Adolfo Suarez como presidente del gobierno en el desmantelamiento de las leyes del régimen de Francisco Franco, en cuyo sistema Juan Carlos de Borbón encontró cobijo y formación, aunque eso no se oiga tanto estos dias. No en vano Juan Carlos dijo de Franco, en su primera intervención ante las Cortes Españolas, ya como rey, que una figura excepcional entra en la historia, refiriéndose al anterior Jefe del Estado, claro que ese pequeño detalle, y otros tantos, siempre han sido obviados al hablar de la regia familia.
En relación al tema del 23F, las sombras que existen todavía, por ejemplo las referencias al famoso elefante blanco, o las horas que tardó en llegar la comparecencia del rey, o la implicación del general Alfonso Armada, el llamado general más monárquico del ejército español y que aparece junto al rey en múltiples fotografias, parecen motivos más que sobrados como para ser prudente en este asunto.
La Monarquia para subsistir ha de ser útil, y eso implica no sólo la fiscalización de los gastos del Rey, sino la propia delimitación del concepto familia real ( o se terminará alimentando a costa del herario público hasta al gato de Urdangarín) y el cumplimiento riguroso de los deberes y atribuciones que la Constitución establece para el Jefe del Estado, pues todos son iguales ante la ley, en derechos y obligaciones, y el Rey también, aunque sus nuevos defensores, léase El Pais, y los de siempre, el erudito Peñafiel, puedan opinar lo contrario.
Como el otro dia leía en la página web de El Jueves, esto parece el mundo al revés, los izquierdosos rugiendo por la afrenta regia, el Partido Popular apoyando a la revista que ha hecho de este partido uno de sus principales objetivos, y para terminar de rizar el rizo ese bonito editorial aparecido en el diario de PRISA comparando a Juan Carlos casi con Moisés guiando al pueblo de Israel por el Mar Rojo, grotesco, farfullesco y fuera de lugar.
Por descontado que la portada de EL Jueves fue grosera y de mal gusto, como otras tantas que han aparecido en esta revista, y así lo comenté; en otro orden de cosas, no creo que sea necesario señalar que el actual senador vasco Anasagasti me hace tan poca gracia como la ideología antimonárquica y antiespañola que representa, tan grasienta y casposa como ese flequillo que luce, por decir algo, por la Carrera de San Jerónimo sin ningún complejo.
Nunca me he sentido republicano, pero la Monarquia que hoy representa el nieto de Alfonso XIII tiene cada dia más sombras que luces; ¿que hay de malo en que el presupuesto de la Casa Real sea fiscalizado por las Cortes Generales? ¿o que se limite la dotación de la Familia Real?, yo creo que nada, todo lo contrario si no hay nada que ocultar. Los folletines de papel couché de las peluquerias y los almibarados jaimespeñafieles lo soportan todo, pero una democracia civilizada, un pais serio, no puede permitirse ciertos excesos, sinceramente no me hace gracia que los marichalares y los urdangarines vivan a mi costa, y que no me digan que trabajan porque los puestazos en los consejos de administración o en los patronatos iban en la dote de sus respectiva y regias esposas.
Una monarquía verdaderamente útil, exige la implicación contitucional del Jefe del Estado, y no que éste se limite a ser comparsa del gobierno de turno, francamente creo que el poder moderador del rey como garante del funcionamiento de las instituciones hace tiempo que se dejó de ejercer en favor de las cacerias de osos en las estepas rusas o las regatas bribonescas en temporada estival.
Me sorprende por eso, o quizas no tanto, la fervorosa defensa del papel del rey realizada por El Pais, un periódico que nunca se ha caracterizado por alabar a los inquilinos del real sitio de La Zarzuela, claro que la explicación es muy simple, no se ha querido tanto desautorizar al vasco sino reforzar la actuación realizada por el leal y siempre diligente Fiscal General del Estado, o del reino podriamos decir esta vez. Centra el diario prisaico, como digo, su defensa monárquica en dos momentos estelares de la actuación regia, a saber, el apoyo del Rey a la Transición y su papel determinante para el fracaso de la intentona golpista de Tejero y sus socios.
En cuanto al primer aspecto, y lógicamente habrá tantas opiniones como personas, creo que el rey colaboró y mucho, en especial con el tema de la designación de Adolfo Suarez como presidente del gobierno en el desmantelamiento de las leyes del régimen de Francisco Franco, en cuyo sistema Juan Carlos de Borbón encontró cobijo y formación, aunque eso no se oiga tanto estos dias. No en vano Juan Carlos dijo de Franco, en su primera intervención ante las Cortes Españolas, ya como rey, que una figura excepcional entra en la historia, refiriéndose al anterior Jefe del Estado, claro que ese pequeño detalle, y otros tantos, siempre han sido obviados al hablar de la regia familia.
En relación al tema del 23F, las sombras que existen todavía, por ejemplo las referencias al famoso elefante blanco, o las horas que tardó en llegar la comparecencia del rey, o la implicación del general Alfonso Armada, el llamado general más monárquico del ejército español y que aparece junto al rey en múltiples fotografias, parecen motivos más que sobrados como para ser prudente en este asunto.
La Monarquia para subsistir ha de ser útil, y eso implica no sólo la fiscalización de los gastos del Rey, sino la propia delimitación del concepto familia real ( o se terminará alimentando a costa del herario público hasta al gato de Urdangarín) y el cumplimiento riguroso de los deberes y atribuciones que la Constitución establece para el Jefe del Estado, pues todos son iguales ante la ley, en derechos y obligaciones, y el Rey también, aunque sus nuevos defensores, léase El Pais, y los de siempre, el erudito Peñafiel, puedan opinar lo contrario.
2 comentarios:
No puedo ser más distante ideológicamente de Anasagasti, pero he de reconocer, que el fondo de sus palabras respecto de la familia real.
Yo sí me declaro, más que republicano, antimonárquico, ya que esta institución poco o nada está aportando, más que un puñado de euros a los empresarios del sector turístico balear y de la estación de Baqueira en Cataluña.
No se puede defender una institución que no ofrece transparencia a los ciudadanos y de la que sus inquilinos hacen gala para lucrarse con atractivos negocios.
Además, nada puede decirse malo de esta pandilla de vagos. Enseguida te salen, desde los políticos, hasta el casposo Peñafiel, pasando por toda esa patulea de cotorras "alfalfabetas" que pueblan los medios, defendiéndolos a capa y espada.
Si tanto los quiere el pueblo español, vayamos a un referéndum y que el pueblo soberano decida. Y que no vengan ahora con el referéndum de la reforma política aquél de Suárez donde nos metieron a todos los españolitos la monarquía con calzador.
Un saludo y espero más artículos sobre este tema.
El tema da para bastante, saludos.
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