03 septiembre 2007

La sucesión de Valcárcel

Que Ramón Luis Valcárcel deja la política activa es un hecho incontestable, cuando lo realizará una incógnita, los peones se están moviendo y eso nos demuestra que lo que era una hipótesis a medio plazo puede ser una realidad a corto.

Valcárcel sacó al Partido Popular en la Región de Murcia de la eterna oposición hacia las mayores cotas de poder que sus dirigentes hubiesen podido imaginar, ya quedan lejos las puñaladas traperas entre los partidarios del ahora Jefe del Ejecutivo Regional y Juan Ramón Calero, en otro tiempo portavoz de Alianza Popular en el Congreso de los Diputados y uno de los delfines de Manuel Fraga, junto a los mismísimos José María Aznar y Rodrigo Rato.

Mientras, a nivel nacional, asistimos perplejos a cómo casi todos los barones, incluso el fundador don Manuel, se suben a las barbas (nunca mejor dicho) de Mariano Rajoy, en Murcia, ese pequeño rinconcito del sureste español otra sucesión, ésta real y muy bien medida, hace ya algunos meses, por lo menos desde junio, que se ha puesto en marcha. La diferencia es simple, en una el que está arriba ni se entera ni manda, es decir que se la hacen aunque sea a regañadientes, en la otra, la murciana, el director de orquesta es uno y muy nitido, y nadie se atreve a chistar.

Valcárcel dijo que estaría ocho años al frente de los murcianos, y lleva quince largos, tras varios amagos de sucesión sabe que ahora ha llegado el momento, cuando la oposición socialista no pinta ni un güevo, cuando a nivel nacional nadie le va a decir nada y cuando el colchón electoral es tan abultado que permitirá a su sucesor un comodo, aunque breve, periodo de aclimatación.

En el Partido Popular de la Región de Murcia hay familias políticas, como en todo partido que se precie, y encima si es de derechas parece casi obligado, todas ellas pugnarán, pero no para colocar a su candidato, pues nadie se atreverá a contradecir al jefe, sino para poder exigir el trocito de la tarta cuando el sucesor sea ungido.

La sucesión está en marcha, quizás la noticia haya salido demasiado pronto, eso es la que pasa, presidente, cuando se hacen filtraciones, que se es incapaz de controlar los tiempos, tan importantes en política, pero eso no será demasiado problema. El tablero está dispuesto, los alfiles se están moviendo, los peones están avanzando y el rey escenifica cuidadosamente su plan ante la atenta mirada de su fiel sucesor y de los tres o cuatro de su extrema confianza, únicos que tendrán un verdadero peso específico en los meses que vienen, seguiremos con este asunto.

7 comentarios:

Cayo dijo...

Veremos a ver qué pasa. Yo tenía mis candidatos, pero tal como formó gobierno, sólo hay una cosa clara, y es que hará lo que le dé la gana.

Ya iré yo también comentando cosas sobre las sucesiones.

Saludos.

Imperator dijo...

Desde luego es un tema que da para varios artículos, hechos desde la reflexión y el análisis, y no para ser despachados con un paréntesis o un punto y seguido, como observo en algún lugar de la Red.

Saludos Conciliares.

Antonio Rentero dijo...

Esto prometería ser fascinante, lo malo es que al final el "hereu" será "cara de stracciatella" y la cosa va a tener menos gracia que el futuro del Euribor... pero ¿y lo bien q nos lo vamos a pasar mientras, sobre todo cuando "el güebo", "jagga" y "menos canalillo y más trasvases" entren al trapo del incipiente melón sucesorio?

Imperator dijo...

Bueno, lo de cara stracciatela no lo tengo yo tan claro, pero nada, si al final terminaremos arreglando el mundo via blogger, asi que, para qué cortarnos...

Saludos.

Antonio Rentero dijo...

Tú ríete, pero ya verás como Cámara asciende...

Cayo dijo...

El stracciatela no, por Dios. Yo creo que al berru se le va a acabar el chollo pronto. Yo creo que la ocasión la pinta calva, pero ya veremos...

Imperator dijo...

No me rio, sólo digo que no entra en mi quiniela, cuando acabe el "serial" de la sucesión quedaran expuestas mis razones, claro que el don de la predicción no me ha sido aún revelado, aunque intentaré llenar su hueco, jeje.

Ay Cayo, Cayo, que sabrás tú...

Saludos a ambos, y al resto desde luego.