Ese señor vestido de rojo

A mí Papá Noel no me ha gustado demasiado desde que tengo uso de razón, la imagen de ese señor tan gordinflón vestido de rojo con ese característico sombrerito tocado con la borla blanca y con los niños en su regazo siempre me ha parecido sospechosa, nada comparable con la majestuosidad y elegancia de SS.MM. los Reyes Magos de Oriente.

Por eso, leo con agrado que muchos blogueros se han levantado en armas contra el señor obeso de tradición protestante, de niño nunca recibí regalos en Nochebuena, hay que dejar el protagonismo esa noche para otro niño, que es el que nació en un humilde portal de Belén y que, según las Sagradas Escrituras, fue adorado por tres magos que llegaron de lejanos parajes.

Los españoles tenemos muchos defectos, uno de ellos es la facilidad con la que nos meten las modas de otros, es lo que pasa con este señor obeso de la barba blanca y su grupo de elfos y renos asexuados capitaneado por un tal Rudolph. No obvio el detalle de la tradición que Santa Claus tiene en los paises escandinavos y del norte de Europa, como Alemania, verdadero ejemplo de la Navidad más clásica, incluso en algo que parece tan estadounidense como el árbol, pues no, el famoso árbol de navidad tiene su origen en las tierras germánicas, siendo los soldados del Kaiser en la Primera Guerra Mundial los que lo exportaron, de forma involuntaria a los paises en ese momento enemigos, a través de los soldados en los frentes.

Volviendo al tema, me molesta el excesivo protagonismo de esta figura en la navidad española, ciertamente, entiendo a los niños y su politica de cuantos más regalos mejor, pero creo que las familias y los padres, si bien complementen a los reyes con el gordito de rojo no pierdan el norte de que lo importante son los tres magos de oriente y su significado.

El abuso en la iconografia navideña orquestada por el señor de los renos encuentra su quintaesencia en esa catetez que es, a mi juicio, colgar muñequitos de papá noel por los balcones, por supuesto que cada cual puede hacer lo que quiera pero a mí me da muy mala impresión un hogar navideño que, a juzgar por los mil voltios de las luces de su balcón, más parece un motel de carretera que otra cosa, el pastel en esas casas suele coronarse con la guinda de la figura impenitente del señor vestido de rojo subiendo por la escala.

Una reacción a esto ha sido el colocar cartelitos del niño jesús, verdadero protagonista de estas fechas, en las balconadas de los hogares más declaradamente cristianos.Quiero pensar que hay sitio para los cuatro, los Reyes y Papá Noel, sin llegar a los crueles extremos de la fotografia que adjunto, pero si hay que elegir yo me decanto indudablemente por los magos de oriente y no por ese señor gordo del trineo vestido de rojo.