Segunda jornada del Congreso Nacional de Mariano Rajoy. Hoy toca debatir, en la medida que la organización lo permita, las ponencias y las numerosas enmiendas en las que se cristaliza la profunda división a la que el gallego está conduciendo a la formación política.
Ayer fue la jornada de Ángel Acebes, por mucho que los medios de comunicación se empeñasen en dar más minutos a Cospedal y al momento en que ésta recogía el maletín con la documentación, repetido hasta la saciedad en las distintas televisiones.
El que fuese Ministro del Interior cuando el Partido Popular gobernaba, ahora eso es impensable, estuvo grandioso, elocuente y emotivo, a la altura de un político que sabe que termina un ciclo en el que él ha sido pieza clave. Con sus errores y aciertos, el balance de la gestión de Acebes como Secretario General Nacional, es indiscutiblemente positivo, mención aparte de su equivocada intervención en la designación del barbudo Uriarte como presidente de las mocedades de Rajoy, antes Nuevas Generaciones del Partido Popular.
Como digo, uno de los momentos que están ya en los anales de la hstoria del partido será el momento en el que un Acebes emocionado se fundía en un abrazo con su familia, en especial con su hija, visiblemente emocionada ante la ovación atronadora de los compromisarios.
Obviamente, con José María Aznar presente, y ante las circunstancias actuales, él fue otro de los focos de atención, todos buscabamos algún gesto, y el gesto llegó, ya lo creo. Aznar, entre vitores de presidente, presidente, se dirigió a la mesa presidencial, y fue saludando visiblemente de manera distinta a los que allí estaban, desde el abrazo sincero y emotivo a Ángel Acebes, al ninguneo que mostró frente a Fraga o Nuñez Feijoo, que ni fueron saludados, o la comentada frialdad que manifestó frente a al Registrador de Santa Pola, el cual nos ofreció uno de sus rictus faciales tan conocidos como respuesta.
Ya lo dice el sabio refranero popular: una imagen vale más que mil palabras.
Ayer fue la jornada de Ángel Acebes, por mucho que los medios de comunicación se empeñasen en dar más minutos a Cospedal y al momento en que ésta recogía el maletín con la documentación, repetido hasta la saciedad en las distintas televisiones.
El que fuese Ministro del Interior cuando el Partido Popular gobernaba, ahora eso es impensable, estuvo grandioso, elocuente y emotivo, a la altura de un político que sabe que termina un ciclo en el que él ha sido pieza clave. Con sus errores y aciertos, el balance de la gestión de Acebes como Secretario General Nacional, es indiscutiblemente positivo, mención aparte de su equivocada intervención en la designación del barbudo Uriarte como presidente de las mocedades de Rajoy, antes Nuevas Generaciones del Partido Popular.
Como digo, uno de los momentos que están ya en los anales de la hstoria del partido será el momento en el que un Acebes emocionado se fundía en un abrazo con su familia, en especial con su hija, visiblemente emocionada ante la ovación atronadora de los compromisarios.
Obviamente, con José María Aznar presente, y ante las circunstancias actuales, él fue otro de los focos de atención, todos buscabamos algún gesto, y el gesto llegó, ya lo creo. Aznar, entre vitores de presidente, presidente, se dirigió a la mesa presidencial, y fue saludando visiblemente de manera distinta a los que allí estaban, desde el abrazo sincero y emotivo a Ángel Acebes, al ninguneo que mostró frente a Fraga o Nuñez Feijoo, que ni fueron saludados, o la comentada frialdad que manifestó frente a al Registrador de Santa Pola, el cual nos ofreció uno de sus rictus faciales tan conocidos como respuesta.
Ya lo dice el sabio refranero popular: una imagen vale más que mil palabras.
1 comentario:
Aznar demostró personalidad
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