El valor de Occidente

Normalmente es más fácil nadar en la melífluas aguas de la relatividad internacional que ir a contracorriente, pero hay personas como José María Aznar, que alejados ya de la frenética primera línea de la arena política, pueden permitirse manifestar, sin titubeos, sus opiniones sobre las cosas tal y como son. Todos sabemos que, en efecto, el hedonísmo y la estupidez son muchas veces, casi todas, las características "más sobresalientes" de los lideres mandarines del Mundo, pero a veces también nos sorprendemos gratamente por las perlas con que algunos nos deleitan; esto es lo que suele pasarle a Aznar casi siempre que abre la boca, sobre todo y aún más, desde que no ocupa la carga de la jefatura del gobierno español.

No podemos obviar el conflicto interracial con que se ha iniciado el siglo XXI, por un lado el Occidente que, con sus aciertos y errores es el defensor, eso no lo puede discutir nadie, de los valores más elementales de la dignidad del ser humano, de su libertad y de la igualdad de todos lo seres humanos, asi como la importancia de celulas vitales para el desarrollo de aquel como son la familia, la asociación, el trabajo, etc, y del Estado como firme garante de ese libertad personal, que no es sino el reflejo de las naciones verdaderamente libres; por otro lado el Oriente, cada vez más radicalizado, donde la mala interpretación de una de las confesiones más importantes y antiguas de la historia, se empeña en volver a la edad media y se amenaza constantemente con la cimitarra de turno, no hay más que ver las imagenes con que nos desayunamos dia si y dia también.

Aznar en sus planeamientos sobre este tema, me parece que encarna de manera bastante acertada, el rigor que los grandes lideres del mundo libre deberían tener siempre al afrontar el problema del frenesí islámico. Dudo mucho que la Alianza de Civilizaciones sea posible, ya que como dice el presidente de FAES ¿Cómo es posible una alianza cuando nosotros defendemos los derechos de los hombres y las mujeres y el mundo musulmán defiende lo contrario?

La única manera de afrontar esta tesitura internacional es la reafirmación moral y política de que sólo un Occidente unido y con criterios claros y unánimes podrá hacer frente al fanatísmo de unos cuantos que pretenden mancillar con la sangre de inocentes el pórtico del siglo XXI, todo lo demás, las cumbres y fotografias, los buenos deseos y las alianzas de pacotilla sólo son soberanas estupideces de algunos que deben ser apartados de sus responsabilidades públicas antes de que sea demasiado tarde.