Un ministro malasio visita por sorpresa a los funcionarios que alegan estar enfermos

¡Pues no está mal pensado! Al margen de la coña de la noticia, que es totalmente cierta, no hace falta irse a Malasia, para ver cosas como estas.

¿A quién no le ha sucedido ir a recabar información a alguna dependencia pública y encontrarse un bonito despacho con tres o cuatro mesas, todas vacias, y un bonito post it con el socorrido letrero de "vuelvo en cinco minutos"? Lo malo es que la fracción de tiempo en la función pública y para el resto de los mortales es distinta, lo que para unos son cinco minutos, para otros es hora y cuarto.

Además es harto sabido que el funcionariado es una raza aparte, de todos es conocido que son los únicos que desayunan dos o tres veces, será por la ansiedad que les producen las montañas de expedientes.

Son también gente muy perfecionista, hasta extremos realmente curiosos, pueden llegar a pedirte media docena de veces el mismo documento.

Tremendamente agiles en el uso de las nuevas tecnologías, no pierden ocasión de reenviar al compañero que se sienta enfrente el mismo correo con la chorrada tres o cuatro veces, seguramente para fijar la información importante

Ellas son muy ahorrativas y pueden pasarse horas enteras en los mercadillos de la calle, con tal de encontrar esa chaqueta de cuero soñada que el chino o el calé de turno le venden barata, barata.

Muy respetuosos con la legislación vigente, jamás fumarán en la oficina, para ello saldrán a la puerta del edificio en intervalos de quince minutos para fumarse el cigarro de rigor

N.del A.: Por supuesto que en la Administración hay grandes profesionales, pero como en la viña del Señor todo abunda, y ciertas prácticas poco saludables siguen siendo, por desgracia, demasiado frecuentes.

http://www.elmundo.es/elmundo/2007/01/24/internacional/1169621989.html