Decir Viernes Santo en Murcia es decir Francisco Salzillo, decir Salzillo es evocar la magna procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno en la mañana del Viernes Santo.
A esta hora, miles de nazarenos murcianos y de cofrades moraos, entre los que me encuentro con orgullo, miramos al cielo esperanzados en que la deseada lluvia no eche a perder una de las mañanas nazarenas y murcianas por excelencia, explosión morada de barroquismo y tradición, murcianía en estado puro.
Es la procesión de Los Salzillos, como se le conoce por encontrarse la más magna representación pasional del inmortal imaginero, de las más antiguas y populares en la Región de Murcia, crisol de tradiciones y cuna de muchos nazarenos, continuistas de la costumbre familiar de vestir la morada túnica en la mañana en que la que los católicos rememoramos la pasión del Dios hecho hombre, con la fé puesta en su resurrección y conscientes de su grandeza y misericordia.
La privativa Iglesia de Jesús, en el castizo barrio de San Andrés, abrirá sus puertas a las siete de la mañana para que el pendón mayor de la cofradia anuncie, con los toques tradicionales de bocina y tambor, la puesta en escena del evangelio hecho imagen que las tallas salzillescas representan, joya de la corona de Murcia, bajo la custodia fiel de la decana de las cofradias de Murcia.
A esta hora, miles de nazarenos murcianos y de cofrades moraos, entre los que me encuentro con orgullo, miramos al cielo esperanzados en que la deseada lluvia no eche a perder una de las mañanas nazarenas y murcianas por excelencia, explosión morada de barroquismo y tradición, murcianía en estado puro.
Es la procesión de Los Salzillos, como se le conoce por encontrarse la más magna representación pasional del inmortal imaginero, de las más antiguas y populares en la Región de Murcia, crisol de tradiciones y cuna de muchos nazarenos, continuistas de la costumbre familiar de vestir la morada túnica en la mañana en que la que los católicos rememoramos la pasión del Dios hecho hombre, con la fé puesta en su resurrección y conscientes de su grandeza y misericordia.
La privativa Iglesia de Jesús, en el castizo barrio de San Andrés, abrirá sus puertas a las siete de la mañana para que el pendón mayor de la cofradia anuncie, con los toques tradicionales de bocina y tambor, la puesta en escena del evangelio hecho imagen que las tallas salzillescas representan, joya de la corona de Murcia, bajo la custodia fiel de la decana de las cofradias de Murcia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario