
La última gran hazaña de estos asesinos, deja viuda y huérfanos, como es su macabra costumbre, y pone punto y final, de momento, a una escalada violenta coincidente con la apertura del nuevo curso tras el descanso estival y que responde a la tardía ilegalización de ANV.
Los, hasta hace poco llamados hombres de paz, matan cuando y donde pueden y sus víctimas anónimas llenan de vergüenza a una nación y a la casta política que, pese a predecir constantemente la desaparición del grupo terrorista, no ha sabido eliminar definitivamente el mayor cáncer que sufre la sociedad española.
Unas breves palabras para recordar a un brigada del ejército de 46 años cuya vida ha sido segada por aquellos que aún son llamados analfabetamente por algunos con eufemismos que da sonrojo solo escribir, descanse en paz.
1 comentario:
Mientras a esta escoria no se les condene como se merece, ETA no acabará nunca, mientras sigue recibiendo la complacencia de los partidos vascos
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