26 agosto 2006

Rincones murcianos III

La construcción de la Catedral comenzó en 1394 y resume más de 600 años de historia del arte. Se levantó sobre los solares de la mezquita Mayor de la ciudad, solares que San Pedro Nolasco consagró para el culto cristiano en febrero de 1266, al día siguiente de la toma de la ciudad por Jaime I de Aragón. Las obras quedaron listas en 1462, año en que consiguieron cerrar las bóvedas tras diversos vaivenes políticos y eclesiásticos. En 1467, en un acto de la mayor solemnidad, la Catedral de Murcia queda consagrada al culto.

A principios del siglo XVIII, la catedral necesitaba algunas reformas: la torre solo poseía dos de sus cinco cuerpos, y la fachada principal (la que da a la plaza del Cardenal Belluga, que se observa en la fotografía) amenazaba ruina. El arquitecto castellonense Jaime Bort inició nuevas obras en sustitución de la antigua fachada en 1739 con ayuda de la corona y del cardenal Belluga. Las obras finalizaron en 1754 y dieron a la fachada principal la composición arquitectónica y escultural que actualmente todo turista puede admirar. Es ese mismo año y tras concluir los trabajos del arquitecto Bort cuando otro arquitecto, Juan de Gea, comenzó a levantar el resto de la torre hasta conferirle el aspecto que posee hoy en día.

2 comentarios:

Cayo dijo...

No me creo que nadie haya hecho un comentario de este gran rincón que es la catedral. La Plaza del Cardenal Belluga es uno de los lugares únicos de España, no hay noche que pase por la plaza, con la fachada barroca iluminada que no me quede embobado para arriba mirándola.

Es sobre todo un placer verla cuando llevas cierto tiempo fuera de Murcia, como ha pasado este agosto. Para mí es todo un símbolo de murcianía.

Como anécdota, si no recuerdo mal, Don Juan, padre del actual Rey de España, dijo que la catedral de Murcia era algo así como un huevo donde sólo llamaba la atención el cascarón. Su nieto si que ha puesto el huevo con la chica esa, que antes, por lo menos tenía el cascarón, pero ahora, ni eso...

Imperator dijo...

A mi me pasa algo parecido, siempre que miro la fachada puedo descubrir un nuevo detalle. Creo que es la joya de la corona de Murcia.

Con respecto al comentario del que fue padre e hijo de Rey, señalar que quizás sus gustos artísticos fuesen más encaminados a admirar los veleros que las obras arquitéctonicas. La Catedral no tiene desperdicio ni por dentro ni por fuera.

Muchos más ejemplos de "huevos" puso este hombre sin necesidad de acudir a su nieto; recuerdo en plena contienda civil la carta que le remitió a Franco solicitando el ingreso en el Ejercito Nacional, a lo que ya el Caudillo se negó, o la aparición que hizo en la frontera francesa, en otro afán de involucrarse en el bando nacional, ataviado con un mono de trabajador, una camisa azul, una boína de requeté y ostentando una cruz carlista de San Andrés (sic), en el momento en que fue detectado por las tropas franquistas, fue devuelto a territorio francés.

Un saludo y espero tus visitas.