Nueva remodelación en el gobierno de Valcárcel

Cuando hace un año, y fruto de la enésima victoria electoral, Ramón Luis Valcárcel formaba gobierno lo dije, ya avisé de los gris y anodino que me parecía el gabinete, un gobierno llamado a la interinidad que no duraría demasiado.

Poco más de doce meses han durado aquellos consejeros, merced a la excusa de la crisis y a una sucesión en paréntesis, aunque ese es otro tema del que hablaremos un dia de estos.

Tras una semana de filtraciones intencionadas a la prensa, en la noche de ayer un escueto comunicado de Presidencia verificaba las informaciones de los dos diarios regionales: la estructura administrativa se reducía en nueve consejerías y cuatro consejeros perdian, por la gracia presidencial, la categoria de excelentísimos, si es que alguna vez lo fueron en el desempeño de sus funciones.

Por un lado, De las Heras, esa figura opulenta y enorme que pasará a la historia como un portavoz gris, otra vez el pérfido color, que sin pena ni gloria paseó su palmito tras los consejos de gobierno informando de los acuerdos, y poco más.

Medina Precioso, el antiguo comunista, con aficiones etílicas oportunamente glosadas por éste y otros rincones cibernéticos, deja también Educación pero recala, al igual que el anterior, en destinos menos ajetreados.

Ruiz Abellán, vetusto asiduo de los gabinetes del Partido Popular desde sus orígenes, también deja (al sobrinísimo, nota para murcianos) la magnífica dependencia de la Plaza del Romea, y aunque se ha anunciado su nombre como nuevo defensor del pueblo en Murcia, figura de nueva creación, también se comenta que podría no aceptar.

El último cesado es Benito Mercader, antigua joven promesa del partido que, tras ser presidente de Nuevas Generaciones, diputado regional y consejero, vive su horas más dificiles en política a la espera de recalar en un puesto muy secundario. Dicen sus próximos que no se ha tomado muy bien el asunto de su cese, reacción muy humana por otro lado, cuando parece convencido de haber cumplido el mandato presidencial de tranquilizar los ánimos en relación al Medio Ambiente. Su consejería ha sido totalmente fulminada, habrá que indagar que ha pasado en realidad.

Valcárcel mantiene al resto, e impensablemente amplia las competencias de algún paracaidista que no precisamente se está caracterizando por su gran labor. Se convierten en los pesos pesados del Gabinete Cerdá y Bascuñana, verdaderos incombustibles, y se reparten el resto de competencias los que ya estaban. La única incorporación de la calle es el decano del colegio de economistas, al que el presidente ha presentado prácticamente como la solución a los males de la crisis.

La verdad es que, viendo el Decreto de Reorganización y buceando por los medios digitales, y los interesantísimos comentarios de la gente, me reafirmo en la idea de que la crisis ha sido sólo la excusa para hacer algunos cambios en el Consejo de Gobierno. Tal vez las verdaderas razones haya que buscarlas en la dificultad del presidente para hacerse oir más en el entorno de Rajoy; no olvidemos a Cospedal y sus opiniones del trasvase, una sucesión que en los últimos meses no ha avanzado al ritmo inicialmente diseñado y la imposibilidad de hacerse un hueco en las maltrechas listas electorales del PP al Parlamento Europeo.

Los últimos movimientos de Valcárcel nos permiten concluir muchas cosas que iremos comentando la próxima semana con los previsibles ceses en la escala intermedia.

En la imagen el antiguo consejero de Desarrollo Sostenible reciclando aceite, eran tiempos mejores.